Libre, al fin...

Murcia, día 0, hora 0.

Después de pasar las últimas 72 horas encerrado en un antro de mala muerte, donde quedé atrapado en el cuarto de baño tras no percatarme de mi falta de calcetines, salgo hoy a la luz gracias al repartidor de coca-cola que hoy ha escuchado mis desesperado gritos de socorro.Como buen hombre de club que soy, rápidamente he cruzado a la gasolinera donde he podido confirmar, en un periódico de días pasados, la peor de mis sospechas: argentinos se hunde.

Mi origen humilde queda ya lejos en está vida de éxitos deportivos cosechados, pero aun soy capaz de hacer un buen ejercicio de autocrítica... Si bien, la mayor parte de mi encierro inventaba una conversación con la maloliente escobilla del WC, también fui capaz de reflexionar sobre el decadente estado de mi carrera deportiva que no endereza el rumbo tras mi desafortunada lesión de premolar superior izquierdo. Fue entonces cuando decidí crear esta sección.

Este rincón del club al que tanto amo, está dedicado a aquellos que nos resistimos al imperceptible pero letal paso de la mano del tiempo. Si están dispuestos a cambiar sus viejos espíritus por renovados sueños de bellos adolescentes, éste es su sitio: PITOS POR APLAUSOS,
un lugar donde quemar como en noche de verano sus antiguos hábitos en sacrificio de nuestro bienamada escuadra, otrora campeona.

Así que si están dispuestos a cambiar, aquí hay un ojo que sabrá recompensarles, un oído que sabrá escucharles, con consejos de vida sana y saludable, monográficos de estrellas ya caídas, y por supuesto, mi propia promesa de cambiar esos odiosos pitos, por aplausos.